Allí la existencia es difícil pero la vida, una vez más hace gala de su versatilidad y adaptabilidad. Las cabras de las Rocosas y los Osos Blancos son dos de las especies que se han ganado el derecho a morar en estos territorios.
Estas cabras son especialmente llamativas por su pelambrera blanca que durante el invierno se densifica y les confiere un aspecto de cuadrúpedos ataviados con pantalones.
Esta sala refleja la época estival del círculo polar ártico y por eso el oso blanco tiene un aspecto más amarillento.